martes, septiembre 12, 2006

El Funeral Celeste

Se desviste al muerto de su ropa blanca y todos aquellos que presencian el funeral se bañan con incienso. El sacerdote afila su largo puñal contra una piedra mientras recita mantras y corta la carne del cuerpo en grandes pedazos. Los huesos y el cerebro se machacan y se mezclan con harina.

El descuartizador se dispone a actuar sobre el cadáver de una mujer, cuyo cuerpo troceará para facilitar a los buitres su labor

Esto es el funeral celeste, un funeral de tradición ancestral tibetana. Mientras puede parecer una locura para la sensibilidad occidental, en esta parte del mundo tiene su sentido espiritual. De acuerdo con el credo budista, el cuerpo es un mero vehículo para transportar la vida; una vez el cuerpo muere, el espíritu deja el cuerpo y éste ya no es necesario. Dar el cuerpo de comida a los buitres es un acto final de generosidad al mundo de los vivos y establece un vínculo con el ciclo de la vida.En las tierras de Litang, a 4.600 metros altitud, el suelo es demasiado duro para cavar una fosa y escasea la leña para hacer fuego. En esta zona del Tíbet, los muertos son entregados a los buitres desde hace 5.000 años, un rito inmemorial introducido por los nómadas en tiempos de Zaratustra.
Solo cuando las aves terminan de comer, se considera que su alma ha ascendido a los cielos.